domingo, 4 de noviembre de 2012

Hernan Cortez y el árbol de la noche triste

La Noche Triste



Se llama Noche Triste a la noche de lucha sin cuartel entre los españoles y sus aliados tlaxcaltecas, que huían de Tenochtitlán, la capital del imperio mexica en la que se hallaban sitiados, y la población local. El episodio se saldó con la muerte de la mitad de los invasores extranjeros, siendo heridos otros muchos y perdiéndose gran parte del botín obtenido hasta entonces. Es inverosímil que Cortés se quedara momentáneamente atrás para hacer recuento. Sería en ese momento, al constatar la magnitud del desastre, cuando lloraría bajo el ahuehuete, tal como relatan numerosas fuente.



Así pasaron la noche entera, forcejeando con enemigos sin rostro, lanzando estocadas al aire, un tramo de tablas tras otro y otro. Lucharon hasta la extenuación, incluso los moribundos. Nadie ignoraba qué destino aguardaba a los prisioneros. En la plataforma de la pirámide truncada, un cuchillo de obsidiana desgarraría el pecho, una mano con sangre seca en las uñas arrancaría el corazón y lo elevaría en ofrenda a Huitzilopochtli. Después, el brujo cortaría brazos y piernas que la población de la capital comería; el tronco, considerado impuro, sería arrojado escaleras abajo y alimentaría las fieras del zoo imperial. Sus propios aliados hacían lo mismo en Tlaxcala. Nadie quería ser capturado vivo.

Cuenta la leyenda que el último en abandonar la laguna fue Alvarado, el causante del desastre, que en la hora suprema salvó la vida utilizando una pica a modo de pértiga para saltar sobre el último hueco de la mortífera pasarela de tablas. Cortés seguramente secó los ojos con la mano sana antes de abandonar el cobijo del gran árbol y volver al camino. Quedaba mucho por andar, y deprisa. Los restos de su paño de lágrimas, el poderoso ahuehuete, muerto hace tiempo, también denominado sabino o ciprés mexicano, hoy árbol nacional, descansan en Popotla, en la calzada México-Tacuba, antes, hace medio milenio ya, Tenochtitlán-Tlacopán, cuando los habitantes del lugar, que por su longevidad y naturaleza proclive a la humedad lo llamaban en náhuatl “viejo del agua”, perseguían a unos invasores extranjeros y un conquistador español lloraba de pena y miedo bajo sus hojas.

2 comentarios:

  1. Que seriam dos espanhóis se a história tivesse mudado? Que seriam dos astecas? Creio que a noche triste continua até nossos dias, esperando que o povo asteca acorde de seu letárgico sono.

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  2. Cuenta la leyenda que el último en abandonar la laguna fue Alvarado, el causante del desastre, que en la hora suprema salvó la vida utilizando una pica a modo de pértiga para saltar sobre el último hueco ideandando.es/que-fue-la-batalla-de-puebla/

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